sábado, 9 de abril de 2011

La ceguera y el arte

Con la ceguera tiene otra vision de sus dibujos

junio 23, 2009
Un joven pintor, John Bramblitt, de 37 años, quedo ciego el año 2001, cuando estaba en sus 29 años, por una enfermedad de origen desconocido. Aunque se sospecha que dicho origen puede haber empezado cuando el tenía dos años de edad y tuvo un ataque cerebral lo cual lo condujo a un diagnostico de epilepsia.
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A pesar de que la ceguera le robo sus ilusiones juveniles de ser un escritor y pintor; sin embargo se esfuerza por corregir eso de alguna manera; a pesar de su ceguera y la falta de entendimiento de sus metas, lo cual siendo ciego no le ven sentido. Pero el se defiende diciendo que un ciego tiene una vision diferente e las cosas y que son validas de tratar de representarse graficamente de alguna manera…
John reflexiona que él al perder su visión, también perdió su libertad, lo cual le duele más. El se siente atrapado en su propia mente…
Dice que el aprovecha las auras que su epilepsia le permite visualizar y allí comienza a pintar…eso le permite visualizar el brillo de los colores
Bramblitt debe tomar diariamente su medicación para evitar sus ataques de epilepsia, los cuales  han disminuido considerablemente y la pintura es uno de los factores importantes que lo han ayudado en esa mejora de su salud.
* Traducido y resumido por CTsT  (NYT, 17 Febrero 2009)

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La ceguera y Degas

El pastel invertido de fresas de Degas

Edgar Degas nació en París el 19 de julio de 1984. Su inquietud artística empezó desde muy joven, pero tuvo que frenarla durante un tiempo al alistarse en la guardia nacional durante la Defensa de París, en la Segunda Guerra Franco-Prusiana. En su período como soldado, se le descubrió una anomalía en la vista que afectaría a la salud de sus ojos durante toda su vida.

Autorretrato
En 1887, ya terminada la guerra, había vuelto a pintar y organizó la primera exhibición impresionista, en la que por supuesto participó. A la que siguieron siete exposiciones más.

Después de morir su padre, perdió gran parte de su herencia en ayudar a su hermano René con sus grandes deudas, pero pudo reponerse económicamente en poco tiempo gracias al éxito de sus pinturas y esculturas. Se convirtió entonces en un gran coleccionista de obras de sus contemporáneos más admirados: Gauguin, Cézanne, Van Gogh, Manet, Ingres y algunos más antiguos como El Greco y Delacroix.

De Ingres cogió ejemplo y también del renacimiento italiano, como del arte japonés y del romanticismo. Es considerado por uno de los padres del Impresionismo, pero se diferencia en su predilección por obras costumbristas y urbanas en vez de paisajes y naturaleza. Su técnica, como la de Botticelli, es muy dibujística, tanto que abandona el oleo para pintar exclusivamente con pasteles. Su tema más recurrente fue el ballet, pero también las carreras de caballos y las mujeres y su cuerpo en general.

1871-1874. Óleo sobre lienzo. 85 x 75 cm.
Museo de Orsay. París. Francia.
La primera bailarina en el escenario.
1878. Pastel en papel. 60 x 44 cm. Museo de Orsay.
París. Francia.
El recital.
1873-1878. Óleo sobre lienzo. 41 x 61,7 cm. Fogg Art Museum.
Harvard University. Cambridge. Massachusetts. USA.

Degas era amado y odiado a partes iguales. Guaguin le admiraba y Van Gogh le detesteba, sin embargo, sus inclinaciones hacia los ambientes urbanos, fueron ejemplo más tarde para el postimpresionista Toulouse-Lautrec.

La salida fallida.
1869-1872. Óleo sobre lienzo. Yale University Art Museum. New Haven. USA.

Como curiosidad encontramos su escultura "La pequeña bailarina de catorce años", donde su estructura central, en vez de ser de hierro como se pensó un tiempo, está construida con madera de trozos de pinceles inservibles. 

Parecer ser que la niña que le sirvió de modelo para esta escultura, era inquieta y algo malcriada. No conseguía mantener la misma postura durante largo tiempo y se quejaba de aburrimiento, picores y dolores. Para terminar con este problema, Degas le propuso darle a cambio cada tarde una buena merienda si conseguía posar inmóvil. Ella obedecía entonces, sabiendo que después merendaría con el artista su pastel preferido: un pastel invertido de fresas.

Ésta era una antigua receta de la abuela del pintor y el mejor dulce que sabía hacer. Se trataba de un bizcocho con una cobertura azucarada echa a base de frutas en almíbar. La curiosidad de este pastel, como en la escultura de la bailarina, era su interior, pues se cocinaba del revés con la cubierta en la base del molde, para encontrarlo del derecho al desmoldar.  No les importaba repetir cada tarde y acompañarlo con un buen café. Algunos decían que después de esas meriendas, encontraban en la pequeña bailarina una mejora grande en su temperamento y educación. 

Aunque nunca sabremos de qué hablaron esas tardes la modelo y el artista, sí puedo enseñaros su receta y dice así:

INGREDIENTES:

Para la cubierta:

60 gr. de mantequilla
80 gr. de azúcar blanca
80 gr. de azúcar morena
550 gr. de fresas en almíbar bien escurridas

Para el bizcocho:

195 gr. de harina de repostería
2 cdtas. de levadura en polvo
1/4 cdta. de sal
120 gr. de mantequilla
200 gr. de azúcar
1 cdta. de extracto de vainilla
2 huevos
120 ml. de leche


PREPARACIÓN:

Para un molde de unos 23 cm. Horno a 180º
Para la cubierta:


Colocamos los dos tipos de azúcar y la mantequilla en una cacerola pequeña y lo cocinamos a fuego medio  hasta que todo se haya disuelto y adquiera una textura homogénea. Seguidamente lo dejamos cocer un poco más hasta que veamos que el azúcar empieza a caramelizar, unos minutos.
Retiramos del fuego y lo vertimos sobre el molde que vayamos a utilizar, el cual previamente habremos engrasado. Si el caramelo queda algo espero, no hay porqué preocuparse, se termina disolviendo en el horno. A continuación colocamos encima del caramelo las fresas por toda la superficie y reservamos.

Para el bizcocho:


En un bol grande batimos la mantequilla y el azúcar hasta que nos quede una masa esponjosa y suave, una vez obtenida esta consistencia añadimos el extracto de vainilla y seguimos batiendo, continuamos añadiendo las yemas de los huevos de una en una, batiendo bien después de cada adicción.
Mezclamos la harina, la levadura y la sal y la añadimos a la masa anterior, en tres veces, alternándola con la leche y batimos hasta incorporar todos los ingredientes.
En otro bol, batimos nuestras claras hasta montarlas y obtener una textura de pico firme.
Incorporamos las claras montadas a la masa, lo haremos en dos veces, y con la ayuda de una espátula la vamos integrando con cuidado de no batirlo en exceso.
Vertimos nuestra masa sobre el molde, alisamos la parte superior y la horneamos durante 50 minutos aproximadamente, o hasta que pinchemos nuestro pastel y veamos que nuestro palito sale limpio.
Una vez tengamos el pastel horneado, lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar dentro del molde, unos 10 minutos. Seguidamente lo desmoldamos y lo dejamos enfriar por completo.







Si quieres saber más sobre Degas, curiosea:



Y si lo que te gustan son las fresas, curiosea:




La tina.
1885-86. Pastel sobre papel. 70 x 70 cm.
Hill-Stead Museum. Farmington C.T. Estados Unidos.









Aparentemente, Degas dejó de trabajar en 1912, cuando la demolición de su residencia en la rue Victor Massé le forzó a mudarse al boulevard de Clichy. Nunca se casó y pasó los últimos años de su vida prácticamente ciego, vagando sin sentido por las calles de París hasta morir solo en 1917.